Tertulia a la sombra de la luna

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 11:37


Suenan las campanas del silencio
¡Vituperio inminente!-grita el extranjero-
Sí, eres inferior, burdo, clavaré mi engañosa espada
Bífida y fría en tus ojos: No hablarás, No amarás.
No comerás. Más vivirás.

Extranjero: Soy la mirada de un ídolo decadente
y su esplendor magnánimo descansa sobre mis labios.
Soy el dios de la debilidad-su hijo quizá-. El dios que llora.

Demonio: Se mofan mis cejas y mis labios de tu insolencia.
Lóbrego es mi cuerpo, lastimero y sacrílego mi carácter.
¿Qué puedes hacer contra la ignominia que provocan mis colmillos
ensangrentados-sangre de aquel Dios muerto- en tu frente?
Sí, soy antítesis, la antípoda espiritual de tu Dios-aquél que nació con los ojos blancos,
y sin vida- más aún, de tu ser.
Mira. ¡Mira!. Polvo. Sí eres polvo. Sí eres bazofia, un niño astuto
Que gime por ser vástago de lo inconsistente, de lo irreal, de lo estúpido. 

Extranjero: Mas, tú, la “realidad” del cuerpo que parasito
Eres cual mancha negra en un mural, en un fresco: insignificante.
Yo domino, ¿aún no lo entiendes? Y así será por siglos.
Esta alma mía es. Su futuro fatídico, ruin y débil, ya lo planeé.
No hay inmoralidad que valga en una mente amable, benevolente y moralista.
¡No! Pues un perro del desierto no hace ciencia.
Muerte, muerte. ¿Oyes? Sí, es la anemia de tu vitalidad, la pérdida de las cuencas
de los ojos de tu sentido : tu fin.    

Demonio: Soy la antípoda de tu Dios muerto. ¡Soy valiente! La ironía
recae sobre tu andar, sobre tu sendero-es mi execración- y el sinsentido
gobierna tu placer, tu saciedad, tu amarga alegría… ¡Aquí estaré!, aguardando…
Dormiré.

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