Sufrir cual hombre

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 11:50


Se cristalizan las lágrimas con la atmósfera gélida de la soledad.
Cuántas veces quise a tus miradas, y cuántas veces amaste tú las mías.

Mares y corrientes heladas podrán entumecer mi alma,
Mas es aún insulsa e hiriente,  la ausencia de tus caricias, muchacha.
Será el magma del averno castigo al necio pecador, mas es la culpa
la que consume mis anhelos y mi sonrisa: la sonrisa de un infiel arrepentido.

Si no te quisiese, no te pensaría.
Y si no te pensase, no sufriría,
Sí, soy un pusilánime que se ahoga en tu
recuerdo;
Una lágrima amarga que sueña con tu alegría.
La glacial ventisca de tu falta migra mi alma a rincones de reflexión y honda melancolía. Y carcome mi esperanza, la silueta desconocida de aquella mujer antes amada; qué digo amada; fue querida; qué digo querida, quizá solo usada.

Pervertí el abrazo de las yemas de los dedos, que un día atrás me ofreciste,
En el pasional juego de dos cuerpos, sin conciencia, sin futuro.
Qué momento, y qué dolor sentía el corazón, y qué agudos los ojos
destellantes que a tus caricias, a volar enderezaron.
Pisoteé dicciones fervientes de ilusión con la inédita  labor de mis manos.

Y ahora; ahora es mi andar la procesión hacia la muerte.
Ahora duermo bajo el techo del purgatorio merecido.
Me enamoré como niño, ahora sufriré como hombre.

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