Para la Media Noche

Posted by Renzo Donovan | Posted on 0:02

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Los vidrios se quiebran con cada
gran paso de este reloj agonizante
que susurra a mi consciencia: "es el colapso
de tu vida"

Colapso que refleja lágrimas en el espejo,
que traza con pequeñas sonrisas
una figura humana, una silueta que sufre
y anhela, un ser que ya no conozco.

Y en el descender se haya el placer, el dolor y
los sueños que ruegan en paño rojo
ser vividos por el hombre que los está olvidando.

Y en el descender una mariposa lleva el polen
de esta a aquella flor, como dejándola estéril...
En sus pistilos siente la pérdida... ¡Pobre él!

Y en el descender, los rostros se multiplican y
las sonrisas ebullen al gaseoso sin sabor y sin sentido.
Rostros que son luceros en Plutón; sonrisas
que son agua en este vaso medio vacío.

La luna se quiebra, en noches patrias,
a merced de un segundero que ha puesto
en su "tac" final, las alas de mi vida mortal.

Cal al recuerdo

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 10:04

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Me hallo solo bajo esta masa concreta
del imposible olvido...
Leyendo los versos de Vallejo
tratando que penetren mi alma,
que afilen mi corazón
y escurran entre mis labios, las pasiones
que hoy ya he dejado.

Y hay una voz que musita al oido,
que taladrea entre mil neuronas
tratando de comprender por qué te has ido...

Sin duda, el día más triste fue
en el que me enamoré de ti;
y el más alegre, cuando mi corazón supo
que ya no te volvería a ver.

¿Por qué sufro ,entonces, la impertérrita lluvia ácida
de emociones, que forman charcos bajo el tejado
de mi razón obtusa, colmando de gris este aire
frío de julio patrio?

Cierto, a la pujanza de verdades inéditas,
llegará el hueco vaivén del constante "dejar atrás y olvidar".
Mientras el sulfurante destello de sus ojos tristes
me recordará los frutos de un amor
que ha quedado en la custodia del hielo inmovíl,
bajo aquellas caricias del pasado.

Recurriré a él, toda vez que me halle febril
entre noctívagas aventuras de tiempos como anoche,
tiempos donde dos putas me ofrezcan vino, donde
tres doncellas lloren de lejos mi cuerpo;
Como mi eterno maná del cielo...

Así, llorando versos y gritando rimas,
juntaré mis alaridos y los estamparé en el cielo
para que el día que regresas, los veas
adornar el orbe morado sin ningún consuelo..

Pero, entonces no esperes, vida mía, que embista tus ansias y reze a tus sueños
porque de seguro, estas noches heladas de julio eterno, serán
entonces, tardes tibias de aquél setiembre naranja, primaveral e incierto.

Solo prosa.

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 13:47

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A veces siento retroceder, no yo, sino todo mi ser. Las manijas del reloj marcan las 3:15. p.m.  Serpenteo entre dos sueños que parecen recuerdos. Siento la brisa en mi rostro, al parecer estoy volando. Sí, vuelo entre mis recuerdos, me detengo, lo observo, aterrizo y analizo esas miradas, esos árboles y esas palabras. Ya son las 2:30 p.m. Voy retrocediendo. Extiendo las alas y regreso años, meses y diecisiete días. Ser yo otra vez, niño inocente, colgarse sin motivo más que la dulzura en el cuello recio de mi padre, sus dos manos gruesas y toscas que como queriendo suavizarse, se pasean entre mi cabeza y mi espalda, soplando en cada intervalo: "eres mi principe", "serás grande". Vuelvo más atrás, estoy yo recostado en la pared, queriendo plasmar trazos en ella que griten a todo pulmón: "te odio". Avanzó, nunca es orden, los recuerdos son disparensy no conocen el tiempo ni el espacio. Mi rostro está sonrojado y tengo los labios rosados, veo un ángel frente a mí, mirandome impaciente, me pregunto si será mi primer beso o mi primer amor...Son las 10: 25 a.m. Es mi madre, haciendo gala de tener en una mano la miel y en otra la hiel, aunque sin duda, lo que pruebo no sabe a miel...Ya son los 6:00 a.m. Es el alba. Se me entumecen las alas, y estoy tan ensimismado que he perdido la noción de mi mismo. Retrocedo una vez más, no yo, sino todo mi ser. Veo dos mujeres y dos hombres, adelante; atrás, dos mujeres más y un hombre. Me dicen algo, agitan su mano. Es como si me insitaran, como si me conocieran. Entiendo entonces. Es unos de esos holas que de bienvenida solo tiene el adiós. Son las 12:00 a.m. Avanzo hacia mí. He volado, regresado y perdido. Perdí mi independencia, pero gané amor. 

Renzo, 12 de Julio

Prosa I: Sentir en julio

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 19:05

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Siento ser amante de dudas, de rosas de pétalos marchitos, pero es mi naturaleza. Siento que este frío de julio cala en mis neuronas, reflexiono...Lo más triste de la soledad, es el silencio. Cuando los labios se fatigan y tus oidos son tus manos. Sientes tu ser viajar más allá, ves árboles, ves triunfos, ves ilusiones, ves amores perdidos, ves impotentes decisiones. Yo solo veo gris. Te sientes febril en ese momento, sientes que todo se puede con tan solo desearlo, te ves corriendo hacia el sueño, hacia tu promesa; y ahí estás luego, en el piso, inhalando oxígeno a bocanadas, nunca llegaste, qué pena. Sin embargo, te falta el aire, recuerdas a tu madre mientras te ahogas, su sonrisa, su te queiro constante, a ella puedes recurrir, pero la soledad tan puta como siempre te seduce hacia el rincon de la mudez, te vuelve introvertido. Ya falta poco, sientes como tus ojos pierden luz, empujas, gritas, quieres respirar, quieres vivir, quieres sentirte como un árbol en otoño, fresco, desnudo y libre, quieres abrazar a los que tanto has amado, es muy tarde para desear.Todo ha acabado, te ha absorvido tu tristeza.

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Hoy en la tarde, deseé tanto que me inyectaran. Quisiera que el doctor viniese y me pusiese dos dosis de "vitalidad" y "esperanzas" en el alma y en la sangre. No puedo vivir así, quién podría. Las alas que un día cosí con la tela de caricias, risas y quereres, se han derretido bajo el sol del olvido. Amar es fácil, olvidar es difícil.

Hoy he escrito por inercia, no encuentro sentido a mis palabras, y a la vez, son las más significantes que he podido tener para hoy. Pero son al fin y al cabo, palabras y más palabras...

Bufones Danzantes

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 14:33

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Los bufones danzantes
Contonean sus miedos
Bajo el péndulo de la vida.

Ven risotadas que rebotan
Contra el asfalto en lo incoloro.

¡Pobres mis amigos!
Que sigan la sorna en
La cantina de la “cordura”

Los bufones danzantes
Entre harapos decentes
Mueven sus cuerpos de pobre
Al acto solemne.

Explicaciones sobre mis escritos y temática.

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 14:30

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Para todos los que, por casualidad o porque por invitación mía, leyeron o leen mis escritos, e intentan comprenderlos, les tengo que dar algunas explicaciones que quizá les ayude en esta tarea.

Primero, no trato que ustedes logren comprendar a carta cabal mi intención, mis sentimientos, yo solo fijo las historias y las figuras con el motivo que el que pueda, se traslade por las líneas con suavidad, con alegría, que no encuentre mi historia en ello, sino la suya. Con esto no digo que mis creaciones no obedecen a un estado de ánimo determinado, no, eso sería contraproducente. Sin embargo, la idea de someterlos a mis pensamientos, a mis dolores y alegrías, me resulta aburrida, tediosa y necia, quizá hasta nociva. Por consiguiente no me consulten sobre lo que en el fondo quize yo decir, ni se pregunte qué quizo afirmar el autor, pregúntese qué entiendo, qué siento. Solo así entenderán mi verdadera intención oculta para los más sobrios y finos.

Segundo, estoy enterado de la dificultad de mis palabras, es un defecto que tengo que corregir. Quizá es porque estoy apegado a un estilo subrealista y prefiero a veces convinar solo las palabras sin previo noción cognoscitiva de la misma. En fin, prometo corregir eso.

Creo, así que no he olvidado nada. Así que disfruten, y si les provoca dolor de cabeza, les sugiero leer mafalda. No es cierto, pero si no lo comprenden aún todo esto, o les resulta apático. Lo siento. Prometo, quizá mejorarlo.

Renzo Donovan.

Díalogo

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 13:49

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Voz: ¿Me oyes cristiano? ¿Me oyes?

Hombre: No lo digas que no lo soy.

Voz: ¿Y por qué me lloras?

Hombre: Porque te he sido infiel.

Voz: ¿Una vez más? No interesa. El hombre tiene pies y corre para no sufrir. Sin embargo, yo apacible lo espero, esa es mi tarea, mi proeza, mi condena. Así amamos nosotros, los devotos.
Hombre: Lo sé. Pero aún no te he dado motivos. ¿Los necesitas? ¿De verdad los quieres? Tú, mi amargura perpetua.

Voz: Continua.

Hombre: En las noches frías del otoño al invierno, no me resistí, me enamoré como desde que nací no lo hacía. Era ella tan tersa, tan fría, tan mía, y luego tan del silencio; labios rosas, suaves, casi como cristales que como esta noche sola quise enjaular. En fin, era la mujer, esa que necesitaba, esa que en cada célula agitaba la imaginación como jugando con hilos de caricias y placer, mientras cosía mi felicidad hacia el amanecer.
Ella y yo, trotamos por entre los árboles de ilusiones maduras, como salvajes y libres potros valientes. Esos que nunca descansaban sino que diluían entre la sangre, la pasión en dosis pura, para abrazados seguir no hacia adelante, sino hacia el cielo.
Sin embargo, fue en el vergel donde encontré un suspiro suyo que sabía a amargura, a apatía, a crudeza. La seguí amando. Y la luna sabe cuánto la amé, cuánto vibraron mis lágrimas intentando cantar su nombre para poder tenerla cerca solo por dos segundos.
Hasta que vi dos alas despegar hacia el suelo, eran mis esperanzas y mis detalles. Las rosas fueron entonces opio, y la pasión fue entonces llanto seco y quedo. Y mi amor, todo de él fue entonces insuficiente.
Rompí uno a uno mis dedos contra las estrellas en busca de sus ojos en una de ellas, y solo me llegó el eco de su olvido…el triste eco de su “ya no más”.
Aquella tarde de alma nocturna y rostro radiante, en un rincón de mis decepciones, me acordé de ti, de tus manos, tus labios y tu rostro. Y resolví volver a ti, como cuando te dejé en el verano pasado.

Voz: Entiendo. Soy tu puta consoladora, la perra que te espera en el pórtico de tus melancolías.

Hombre: No puedo más que ser sincero. No he de mentir.

Voz: Lo comprendo, lo sé, no te apures, mi amado. Soy así, vienen todos a mí, cuando yo nunca los dejo. Aguardo acechando a distancia, su impaciencia, sus gemidos, sus alaridos de ondas amargas, su deseo de morir y de matarse. Me deslizo, y los cojo por el brazo, los embriago y luego los llevo a la cama. Me acuesto con ellos para que prueben cada fibra mi piel, para que sean mis pequeños monaguillos devotos.

Hombre: Sí. Y soy tu preferido o quizá tú eres mi preferida. Bésame que quiero olvidar.

Voz: No hoy. Primero me implorarás, me clamarás, hasta que me desees lejos. Solo ahí iré a ti, y te mostraré que es respirar consuelo de madre sin hijos. 
No llores. Qué patético, tú que sufres, tú que te aniquilas, tú que te contradices, tú que te escondes, tú que te engañas, tú que torturas, tú que nunca olvidas, tú que siempre amas y por hacerlo te destrozas, tú que siempre esperas y causas llagas en tus pies, tú que siempre deseas y crees, cuando todo va en contra tuyo.
Estúpido tú.

Hombre: No, mi amada, soy solo tuyo. Soy solo poco. Soy solo un Hombre.

Voz: Ven. Hazme el amor. Olvidemos tu infidelidad. Olvidemos todo.

Hombre: Olvidemos hasta que eres tú, mi eterna Soledad.

Voz: Tu Soledad, tuya solo tuya, por siempre.
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SILENCIO

Confesión

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 20:47

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Crisis numísticas laten desde las cuerdas vocales. Palpitan entre los tímpanos y las neuronas. Que alguien llame a mi madre y le diga:"tu hijo a muerto”. Y recuerdo que fue así. Entre las carpetas del aula donde morí; aprendimos todos a ser anaeróbicos. Detrimento de emociones. HE QUEBRADO LA LEY de las tablas.


¡Ay de mí!

Sepultura

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 20:25

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El eco de la humanidad retumba
Desde mis genes hasta el cerebro
Y me ha dicho: ¡Lázaro, levántate!

Un viejo se ha levantado del fango
Y entre alaridos apagados
Me dijo: ¡Lázaro! ¡Levántate!

Una mujer con la vida en
El vientre henchido ha suspirado
Murmurando: ¡Lázaro, levántate!

Dos niños ladinos y fugaces
Me han sonreído en medio de la
Autopista, musitando:
¡Lázaro! ¡Levántate!

Las lágrimas que velan mis
Ensueños han caído al aire
¡Pobres!...Y yo les dije:
¡Lázaro, levántate!

Fábula I

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 10:34

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Dos circunferencias de lata son mi sustento;
en el tórax llevan la insignia:
a la República del Perú;
y en la frente el sello:
al Banco de reserva,
fulge como epitafio.

Y el sustento es el poseer la avidez;
de aquí a allá, de punta a punta,
como flotando en el asfalto,
conducirán a mis ojos
que en el asombro se dejan llevar.

La lata será el guía hacia el nunca más,
hacia el claxon de una lisura,
hacia la rítmica provinciana,
hacia la mugre de la pobreza,
hacia las emociones humanas,
hacia la contemplación de un par de piernas.

Son dos niñas traviesas, que a carcajadas
se mofan del sudor, de la fatiga, de la rabia,
de la vergüenza de unos cuantos animales
en camisa y sombrero.

Dos latas de circunferencia son mi sustento,
Con ellas lloro, rio, canto, bailo, observo, muero,
gozo, gano.
¡Qué mística, la suya!
Exhibidoras de “el secreto Trujillano”.

Y giran, giran, por sobre las moscas
de la mercadería danzan el ballet más chabacano,
Se irán, se van, se fueron…

Empezaré otra vez…

A la Esperanza.

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 10:33

1

Allá, camina impávida hacia el futuro;
el traje perla de encajes del que
mis ansias la vistieron un día, le ciñe al cuerpo
con el salero monárquico que solo ella sabe fingir.

Su adiós acaricia el orbe con alas de paloma frágil
para en picada embestir contra mis utopías
que entre la impotencia de un creyente y un rosario,
desfallecen hacia el recuerdo.

Sí, he de mirar la aurora que marcha con botas
de militar celestial en el desfile de la muerte nocturna
y con esta los aros gaseosos de mis versos han de fundirse.

Versos que entre siseo sigiloso de la luna
y la coronación eximia del alba, el aire tragaran a bocanadas,
henchirán el pecho y gritarán:

¡Vuelve, vuelve!
¡Si nos dejas, hemos de escupir la vida!
¡Vuelve,
sin sollozos, vuelve!

La regresión pecaminosa

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 10:31

1

El humo de las inexorables apatías ha llamado a la puerta,
                                                        Bésame-ha gritado-,
                                                                         Bésame.

Llórame, por largas noches tibias, donde el silencio gris
aseche a tus pestañas como fierecilla al cadáver.
Llórame, a la par de los años tristes donde la esclavitud
y el ardiente deseo eran una sola cosa.

Esbozará mi desdén dos líneas curvas en mi frente
y acrecentarán, impasibles, las pecaminosas pinturas del pasado.
El alma gritará al cuerpo y el cuerpo sonreirá a la mente,
ella juzgará y con gruesos eslabones de púas ha de sangrar el ánimo.

El humo de las inexorables apatías ha llamado a la puerta,
                                                        Bésame-ha gritado-,
                                                                          Bésame.

Verán ellas la estatua inerte e indiferente de mi dilatada espalda
y se erguirá el empuje constante de la ofuscación divina,
¡Dios me ayude y así fuese!

Mas la envergadura de sus alas infernales ha de hacerse patente;
vergüenza infinita será el sueño crepuscular de mis cadentes suspiros.
Los ojos absorberán la nada y, otra vez, la nada entre la algarabía,
ha de hacerse latente.

El humo de las inexorables apatías ha llamado a la puerta,
                                                        Bésame-ha gritado-,
                                                                          Bésame.

…Mis labios asfixiarán sus venas que han de roer el lucero…

…Mis labios embestirán contra el latir de su corazón
y a la cúspide del olvido emprenderán la aventura…

…Mis labios han de estampar la ilusión etérea del amor
en el enjuto espacio de su existencia…

….Así, solo así, las besaré.

A la noche en vela

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 13:18

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Las largas cadenas del aburrimiento
tan grises y gruesas sujetan mis sentidos
y mi voluntad.

Esbozan traviesas entre los espacios del horizonte,
ora dura  contracciones, ora funestas y encarnizadas
pinturas que vaticinan un delito inexorable, ora se pasean
entre la columna de la lujuria que aferrada a las bases
óvalas del inicio de la vida anuncia con alzar vuelo.

Como dos sagaces púas de frío metal
bañadas en desasosiego sepulcral 
devoran el camino que hacia mi felicidad les falta recorrer.

¡Día negro! ¡Día fatal!
Execrables eslabones crudos
que en el péndulo del mal pecado y del horrible crimen,
balancean mis enjutas esperanzas.

Gangrena de la marea

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 12:02

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La gangrena de la marea oscura, terca, se acerca.
Pérfida mulata del collar grisáceo, aleja tu mirar;
Tú, nadadora del cadavérico océano de inteligencia intrínseca;
Llena el vacío con otra de tus fechorías; lleva un alma más.
                                        
Si cuando apareces, se llenan las calles de pálidas rosas
Que juntas aúnan el llanto, que juntas observan
Un trágico andar corriente, sea para ti insolente.

¿Pero qué más hace un ceño fruncido?
¿Qué más hace el angustioso rostro que por
Tus asaltos fue más de una vez herido?

Es que ¿Somos insolentes? ¿O somos seres vivos?
La lucha de un par de imágenes que entre la bruma
De los deseos reposa, esa es tu gran enemiga.
Aleja tu imperioso rostro enjuto; que no da más.

La afrenta del amor, del que amase con entrega,
Será un día la burbuja que de tus manos habrá huido
Será el curioso, tunante animal que tu poder habrá roído.

Lo qué mas amo de ti: tu piel.

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 11:54

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Recuerdo tu lozana tez junto a la piel.
¡Ay! Cuánto deseo sentir tu pecho junto a mi rostro.
Cuánto deseo sentir tus caricias; y así dormir, para amarnos como solo nosotros sabemos amar. Cuánto deseo pintar con mis labios, tus rodillas, tus manos, tu rostro y tu cintura. Así, dejar a mis manos ahondar en el misterio de tu alma.

¡Ay! Qué abrigo emanan tus beso; cuánta ternura y delicadeza.
Y cuán gélidos son tus ojos y dedos ahora.

Qué lejos los vientos vespertinos, que sobre dos cuerpos felices soplaban.
Qué anciana es esa tarde en la que a tu lado, reposó mi corazón.

¡Ay, alma mía! Si despierto entre la bruma con el recuerdo de un sueño
en mi ojos; un sueño donde jugábamos a querernos, un sueño que desvanece
al rayar el alba.
Un sueño, solo eso: un sueño.

Tu tersa y cálida piel con salero se contonea al ritmo de mis anhelos,
a la exigente música de mis recuerdos; ora se entrega, ora ahonda en pasión,
ora entrelaza el alma tuya con la mía.

Llega una doncella que con los rizos negros extendidos al cielo, luce su vestido plateado. Anuncia: cesa y se extingue el amor en la memoria, joven poeta; las garatusas se extinguen en la frente, y los besos regresan al viento del ayer.

Aquella tarde, donde junto a ti dormí, donde  fue tu piel la devoción de mis suspiros,
donde fue tu piel la alfombra donde descansaron  mi amor, y mi cariño alguna vez. Aquella tarde, ya gastada, ya acabada, a la muerte se rinde. Y con ella nuestro amor fenece.   

Sufrir cual hombre

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 11:50

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Se cristalizan las lágrimas con la atmósfera gélida de la soledad.
Cuántas veces quise a tus miradas, y cuántas veces amaste tú las mías.

Mares y corrientes heladas podrán entumecer mi alma,
Mas es aún insulsa e hiriente,  la ausencia de tus caricias, muchacha.
Será el magma del averno castigo al necio pecador, mas es la culpa
la que consume mis anhelos y mi sonrisa: la sonrisa de un infiel arrepentido.

Si no te quisiese, no te pensaría.
Y si no te pensase, no sufriría,
Sí, soy un pusilánime que se ahoga en tu
recuerdo;
Una lágrima amarga que sueña con tu alegría.
La glacial ventisca de tu falta migra mi alma a rincones de reflexión y honda melancolía. Y carcome mi esperanza, la silueta desconocida de aquella mujer antes amada; qué digo amada; fue querida; qué digo querida, quizá solo usada.

Pervertí el abrazo de las yemas de los dedos, que un día atrás me ofreciste,
En el pasional juego de dos cuerpos, sin conciencia, sin futuro.
Qué momento, y qué dolor sentía el corazón, y qué agudos los ojos
destellantes que a tus caricias, a volar enderezaron.
Pisoteé dicciones fervientes de ilusión con la inédita  labor de mis manos.

Y ahora; ahora es mi andar la procesión hacia la muerte.
Ahora duermo bajo el techo del purgatorio merecido.
Me enamoré como niño, ahora sufriré como hombre.

Más allá del Tártaro

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 11:41

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Se abren las puertas del Tártaro. Heme aquí entre la bruma.
Se inyecta azufre en las venas y va volátil a la niebla, la silueta
mohína de una sombra.

Dicen que más allá  EL vive. Dicen que no se llora ni se gime.
Pasa, pasa, hijo mío,-profiere un cuervo-que en el averno ya hace calor,
y la doncella blanca alarga sus rizos negros sobre los mortales cadáveres de tu tierra.

Han de ser execrables tus suspiros,-musita otra sombra-
 Para que con morriña vengas a visitar al vástago bastardo de sol.
Tornan mis ojos a la oscuridad que con dos golpes de madera
se abre paso entre la noche.

¡Sí!. Dicen que allá no se llora ni se gime. Se abren abismos en mi frente; mis tenues hinojos expelen el valor. Si por un instante silencioso lo viese a EL. Si inquiriese en sus pupilas, si me obligara a ser suyo; no volvería…y con gusto.

Se abren las puertas del Tártaro.
Observa aquella doncella nuestras encarnadas manos.
Suenan las campanas en la torre. Si estuviese preparado,
si no sufriese de suplicios, si tan solo…

Qué excelsa figura, qué hermosos brazos, que cándida mirada,
La gran longitud de su envergadura advierte cálidas caricias.

Pon un pie más allá de las puertas,
 respira de la bóveda azul que extiende sus brazos;
siéntete seguro con aquellos muros rocosos y arenosos
que custodiarán tu sosiego; goza de la algazara de los nativos.
Da un paso; mueve el talón-habla el azufre con presunción- no regreses,
ni siquiera nos recuerdes.

Se abren las puertas del tártaro, dicen que no hay penumbra,
ni lóbregos cariños, dicen que donde EL vive, no se llora ni se gime;
amado, amado sea por siempre AQUEL.

Tertulia a la sombra de la luna

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 11:37

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Suenan las campanas del silencio
¡Vituperio inminente!-grita el extranjero-
Sí, eres inferior, burdo, clavaré mi engañosa espada
Bífida y fría en tus ojos: No hablarás, No amarás.
No comerás. Más vivirás.

Extranjero: Soy la mirada de un ídolo decadente
y su esplendor magnánimo descansa sobre mis labios.
Soy el dios de la debilidad-su hijo quizá-. El dios que llora.

Demonio: Se mofan mis cejas y mis labios de tu insolencia.
Lóbrego es mi cuerpo, lastimero y sacrílego mi carácter.
¿Qué puedes hacer contra la ignominia que provocan mis colmillos
ensangrentados-sangre de aquel Dios muerto- en tu frente?
Sí, soy antítesis, la antípoda espiritual de tu Dios-aquél que nació con los ojos blancos,
y sin vida- más aún, de tu ser.
Mira. ¡Mira!. Polvo. Sí eres polvo. Sí eres bazofia, un niño astuto
Que gime por ser vástago de lo inconsistente, de lo irreal, de lo estúpido. 

Extranjero: Mas, tú, la “realidad” del cuerpo que parasito
Eres cual mancha negra en un mural, en un fresco: insignificante.
Yo domino, ¿aún no lo entiendes? Y así será por siglos.
Esta alma mía es. Su futuro fatídico, ruin y débil, ya lo planeé.
No hay inmoralidad que valga en una mente amable, benevolente y moralista.
¡No! Pues un perro del desierto no hace ciencia.
Muerte, muerte. ¿Oyes? Sí, es la anemia de tu vitalidad, la pérdida de las cuencas
de los ojos de tu sentido : tu fin.    

Demonio: Soy la antípoda de tu Dios muerto. ¡Soy valiente! La ironía
recae sobre tu andar, sobre tu sendero-es mi execración- y el sinsentido
gobierna tu placer, tu saciedad, tu amarga alegría… ¡Aquí estaré!, aguardando…
Dormiré.

Del Sentimiento Profundo

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 11:34

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Llega a tu camino…
¡Oh! Pérfido sendero el que aguarda.
Calma el oprobio y  la ignominia extranjero de mala muerte;
 bebe del árbol de la vida para que perezcas con nosotros.
Prueba un poco de la Sangre de Dios, colma tu sed.
Grajea la execración de las almas extraviadas, ellas sí satisfacen.

¡Muerte! ¡Viene la Muerte!, grita el abismo;
mientras se huele la algarabía venir en el aire.
No llores extranjero,  ya es hora de fallecer.

¿Lágrimas? ¡Lágrimas!-sustancia inútil-.
¡Soy maniqueísta! Vamos atrápame.
Así es el mundo es basura:
¡Adelante! Hurgaré en ella.

Impureza-mientras sonríe a lo lejos el amado-
es mi causa, mi ser, mi bienestar. ¡Soy maniqueísta!

Ahora dices: ¡Abraxas!... ¿Abraxas? Es bazofia, un truhán.
Pero, ¿me amará? “Sí”-deja que sus labios balbuceen-
“Mas no sirvo de nada, quizá sólo un poco.”

¡Oh, alma mía!
¿Ya estas agonizando?, extranjero,
aún no oigo gemidos de limpieza, de transformación

Camina, marcha. Me encuentro-que oiga el amado, que se aproxime, me libere-
Lisiado, ciego. Soy sólo un hoyo, un cuerpo inerte, podrido,
Que balancea su voluntad hacia un fin: el sufrimiento.  

Sentencia del Orbe I

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 11:27

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E iba cayendo del monte aquel esférico oscuro,
víctima constante de las rocas en el camino.
El cielo despejado y diáfano contemplaba a lo lejos
el nacimiento de una negra y misteriosa esfera.

Esférico oscuro, cada paso tuyo
absorbe el aire de nuestro insignificante orbe.
Cada paso tuyo, te conduce a una desbocada
perfección que devora el viento sin medida…

Y paria el monte a un hijo con desprecio,
mientras sin esperanzas mi alma observaba
cómo al nacer a aquellos señores engullía.
Lino fino, y cuero hermoso convertidos en sangre
¡Come, come! Nadie te frena. Goza.

Esférico oscuro, tu cuerpo va cayendo
y la pendiente lo soporta, mas se acrecienta
tu hambre, pues no te sacia la sangre y el pánico
de estas mundanas y tristes almas.

Y no soportaban mis ojos el dolor de aquellos
malditos que atrapados en la esfera, gemían.
Palidecían sus rostros, y sus ojos
regados en el monte adornaban el camino

Esférico oscuro, venciste, ahora me posees
Has devorado ya hasta las sienes
y has convertido al mundo en una inerte masa
para burlarte de ellos y de mi por siempre.

Frente Estigia

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 11:19

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Frente Estigia,
La muerte a la barca de Caronte me impulsó.
Azufre y olvido emana de sus aguas procelosas y  lóbregas,
 cual garzón de suplicios y penurias se acerco de entre el horizonte.

Infamias,  una gota de sangre se desprende de la neblina.
Oh Hades, Mefisto: Desertas de mis pensamientos.
Al alma, a los ojos viene el dios de los débiles:
¿Por qué no te apartas? Repúdiame una vez más.

Cae la noche sobre la noche sin luna;
la barca roza los anhelos, los rostros, el olvido...
Pura mentira, dios ignorante, imperfecto retrae tus lágrimas

Chacales oscuros quebrantan la ilusión de la alegría;
anacoreta lúgubre, sosiego y sacrílego; la mente es tu madre
y el odio tu hermana, niégalos solo una ves más,  ya para siempre.

Ardid Noctívago

Posted by Renzo Donovan | Posted in | Posted on 10:23

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Lejos encontraré al fin un lugar
allá en los confines del mar
ahogaré mis penas bajo el ocaso.
dioses mortales que dibujan la tierra
a trazos:

Hoy pude llegar a lo profundo,
revisé mi alma, ¡urdid iracundo!
Trampa para el alba, predilección
infinita por la noche o quizá adicción
vehemente por el dolor,

Llora la luna sin decoro,
se mofan las estrellas de tal calvario;
blancas y brillantes juegan al azar
Sin luz, luna solitaria que se
esfuerza por pernoctar.

Niebla espesa que gobierna déspota
y cual vieja arpía, calla y trata
de dibujar un abismo en mi frente
¡perdición eterna!, por vivir llegue a la muerte.